LA CASONA

Cuenta la leyenda…

La historia de la casona se remonta a la época colonial, cuando se construyó por manos de los españoles. Pero la historia de La Casona Real, de nuestra familia, empieza bastante después, con la Familia Guarnizo.

Cuenta la leyenda que Monseñor Lorenzo Guarnizo tuvo una noche un sueño en el cual un remolino de viento lo atacaba y él se defendía con un rollo de papel. Cuando se despertó, sobre una mesa a su lado estaba posado el mismo papel que vio en su sueño. Lo abrió lentamente y se encontró con la imagen del Niño de Praga, quien se volvió su patrón y protector.

Fue el mismo Monseñor quien llegó al Cusco en busca de una casa y se topó con esta. Inmediatamente sintió una conexión y la compró. Poco después, se dio con la sorpresa de que el símbolo del Niño de Praga se encontraba tallado en el arco de piedra encima de una de las habitaciones.

Escenas de infancia

Pronto, toda su familia estaba en La Casona con él. Y es su nieto, Juan Alzamora, quien ahora relata a detalle y con el brillo de la nostalgia en los ojos la historia de su infancia aquí a quien se la pregunte. Esta casa fue su hogar, fue su patio de juegos, el escenario de su infancia. Se hospedaron en sus habitaciones una serie de personajes que llenaron su vida de color y de historias: un ingeniero agrónomo que criaba ranas, un estudiante de Derecho que un día quemó todos sus libros, un fotógrafo japonés que venía a escribir libros sobre el Perú, y una familia ayacuchana de buen corazón.

Acoger al mundo entero

Cuando años después la familia vendió la casa a los Gamero, Juan se quedó aquí, y el sentimiento de todo lo que la casa ha vivido, también. Los nuevos dueños tenían ideas grandes de acoger en este espacio a turistas del mundo entero y darles una experiencia auténtica y cálida. En cuatro meses, la casona era otra: estaba restaurada y se había puesto en valor: lista para cumplir su nuevo propósito.

Desde entonces, esta casona no ha parado de llenarse de historias y emociones, de visitantes que vienen de todos los rincones del mundo, de colores y sabores, y, sobre todo, del calor de la familia. Cada persona que encontrarás en la Casona Real tiene la misión de acogerte y de mostrarte cómo es el Cusco de verdad, de guiarte en tu experiencia y hacer que tu visita sea inolvidable.

De nuestra familia a la tuya,

tu hogar en el corazón del Perú